La
Asunción de María a los cielos es una consecuencia lógica de la Inmaculada
Concepción de María, concebida sin pecado, Madre de Dios, Virgen, y
Corredentora del género humano. Si Cristo, Dios sin pecado, y Redentor, vivió,
padeció, murió y resucitó, María, Madre de Dios, Virgen y Corredentora murió y
resucitó. Es un dogma definido por el Papa Pío XII el 1 de Noviembre de 1950
con estas palabras: “La augusta Madre de Dios, misteriosamente unida a
Jesucristo desde toda la eternidad con un mismo decreto de predestinación,
Inmaculada en su concepción, Virgen sin mancha en su divina maternidad,
generosa socia del divino Redentor, que obtuvo un pleno triunfo sobre el pecado
y sobre sus consecuencias, al fin como supremo coronamiento de sus privilegios
fue preservada de la corrupción del sepulcro, y vencida la muerte, como antes
por su Hijo, fue elevada en alma y cuerpo a la gloria del Cielo”.
El
Catecismo de la Iglesia católica de Juan Pablo II resume el dogma de la
Asunción con las siguientes palabras: “La Virgen Inmaculada, preservada
libre de toda mancha de pecado original, terminado el curso de su vida en la
tierra, fue llevada a la gloria del cielo y elevada al trono por el Señor como
Reina del universo, para ser conformada más plenamente a su Hijo, Señor de los
Señores y vencedor del pecado y de la muerte. La Asunción de la Santísima
Virgen constituye una participación singular en la Resurrección de su Hijo y
una anticipación de la resurrección de los demás cristianos” (Cat 966).
¿Murió
la Virgen?
Históricamente
no se puede demostrar la muerte de la Virgen María. El Papa en la definición
dogmática intencionadamente rehusó pronunciarse en la fórmula dogmática sobre
este tema.
¿María
Santísima fue Asunta a los Cielos después de morir o fue trasladada a los
Cielos en cuerpo y alma, sin pasar por el trance de la muerte, por medio de una
transformación misteriosa de un cuerpo mortal a un cuerpo glorioso? La
Tradición cristiana de la Iglesia y la Liturgia afirman desde el siglo III que
la Virgen María murió. Algunos teólogos imaginan que la causa de la
muerte de María pudo ser la enfermedad, cosa que les parece a ellos que no está
en contra del dogma. Pero parece más probable que por ser Inmaculada y
Corredentora pudo morir con dolor o sin dolor; con dolor de igual manera que
Jesús que no murió por enfermedad, sino a consecuencia del dolor extremado que
le causó la muerte por asfixia. Si hubiera muerto sin dolor, la muerte de María
puede concebirse como una muerte repentina mediante el paso místico de la
muerte a la Vida resucitada en cuerpo y alma. En este caso su cuerpo
murió por la separación del alma, y pocos segundos después se unió
a su cuerpo incorrupto, resucitó y fue Asunta a los Cielos. Hay una
diferencia esencial entre la Ascensión de Jesucristo y la Asunción de María.
Jesús subió a los Cielos por su propia virtud porque era Dios, mientras que
María tuvo que ser Asunta a los Cielos por un poder divino, que pudo ser
la agilidad que tienen los cuerpos gloriosos, por la que
pueden moverse adonde quieran, trasladarse a sitios remotísimos y atravesar
distancias fabulosas con la velocidad del pensamiento.
En
resumen: Si Cristo para la Redención vivió como Dios, la Virgen María
vivió como Madre de Dios. Si como Redentor murió con dolor, María como
Corredentora murió con dolor o sin dolor. Si resucitó y ascendió a los
Cielos en cuerpo glorioso, María resucitó y fue Asunta a los Cielos por el
poder divino de la resurrección.
Tampoco
se conoce el lugar donde fue enterrado el cuerpo virginal de María, aunque
Jerusalén y Éfeso se disputan el honor de ser escenario de este singular y
privilegiado acontecimiento.
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