FIN DEL
MUNDO
La Palabra de Dios en el
evangelio de hoy nos dice que después de una gran tribulación, el
sol se hará tinieblas, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del
cielo, los ejércitos celestes temblarán”. Con estas
señales apocalípticas nos habla del fin del mundo.
Voy
a sintetizar en este documento el tema del Fin del mundo, dejando
para otra ocasión, si se me presenta, los trágicos sucesos sobrenaturales que
sucederán después: la resurrección de los muertos y el Juicio
final.
Este mundo en que vivimos, llamado también Cosmos o Universo no es eterno, fue creado, pues tuvo su principio y tendrá su fin. Algunos cristianos, hermanos nuestros, piensan con buena voluntad pero sin fundamento científico ni teológico, que el fin del mundo está a la vuelta de la esquina. También algunos tesalonicenses en tiempo de San Pablo pensaban que el mundo estaba a punto de terminar, y por eso vivían en la ociosidad, muy ocupados en no hacer nada, a quienes el apóstol recomendó en nombre del Señor que trabajaran pacíficamente y así ganaran para comer, porque el que no quiera trabajar que no coma (2ª Tes, 3, 10-12).
La
doctrina del Fin del Mundo está revelada en la Sagrada Escritura tanto en el
Antiguo como Nuevo Testamento: (Is
65,17; cf 66,22; Mt 24,29;Lc 21,23; 1 Co 15-24; 1 Pe 4,7; 2 Pe 3,12-13; Ap
21,1) y en la Tradición de la Iglesia. Las
ciencias naturales afirman también este acontecimiento.
Recientemente
el Catecismo de la Iglesia Católica del beato Papa Juan Pablo II resume la
doctrina sobre el Fin del Mundo en estos términos:
“En
cuanto al cosmos, la Revelación afirma la profunda comunidad de destino del
mundo y del hombre.
El
Universo visible está destinado a ser transformado, “a fin de que el mismo
mundo restaurado a su primitivo origen, ya sin ningún
obstáculo esté al servicio de los justos” participando en su glorificación en
Jesucristo resucitado.
Ignoramos
el momento de la consumación de la tierra y de la humanidad y no sabemos cómo
se transformará el Universo. Ciertamente, la figura de este mundo, deformada
por el pecado, pasa, pero se nos enseña que Dios ha preparado una nueva morada
y una nueva tierra en la que habita la justicia y cuya bienaventuranza llenará
y superará los deseos de paz que se levantan en los corazones de los
hombres (GS 39,1; Cat
1046-1049)-
Este
texto contiene tres principios generales:
1º
El Universo visible que conocemos será transformado a su primitivo origen que
desconocemos en su amplitud, para que participe de la glorificación de
Jesucristo resucitado, porque toda la Creación forma parte de la Redención
2º
No sabemos el momento de la consumación de la Tierra y el de la Humanidad, ni
cómo se transformará el Universo. En cuanto al día y a la hora de estos
trágicos acontecimientos, nos dice el Evangelio: “nadie lo conoce, ni
los ángeles ni el Hijo, entendido en cuanto hombre, sino solo
el Padre.
3º Este
mundo deformado por el pecado terminará y será cambiado por una nueva morada y
una nueva tierra donde habite la justicia y sea la total y plena
bienaventuranza de los justos, que superará los deseos de felicidad
y paz que habitan en el corazón del hombre.
Este mundo que habitamos no será aniquilado o convertido en un caos, pues todo el Universo, creado por Dios para el hombre, será transformado en otra realidad diferente, infinitamente superior y mejor. La Sagrada Escritura llama a esa transformación “cielos nuevos y nueva tierra”. En esta morada, que será el Cielo definitivo, estarán:
- La Santísima Trinidad;
- Jesucristo resucitado y glorioso en cuerpo y alma, como Cabeza del Cuerpo Místico de la Iglesia y de toda la Creación renovada.
- Toda la corte celestial de ángeles y arcángeles.
- María Santísima resucitada en cuerpo y alma, como Madre de los Bienaventurados y Reina y Señora de todo lo creado
- Los resucitados con Cristo en condiciones de lugar y estado que no conocemos, viendo y gozando de Dios eternamente de su Ser Trinitario
En este Universo nuevo Cristo
tendrá su morada entre los hombres como objeto de gozo para todos los
resucitados y toda la Creación. Sus características no
están reveladas, por lo que todo lo que se piense, diga, escriba sobre esta
morada sobrenatural y mística de los nuevos Celos y la Nueva Tierra supera
las categorías humanas del entendimiento humano y de la imaginación.
Resurrección de los muertos y juicio final
Después del fin del mundo todos los muertos resucitarán y Jesús resucitado vendrá acompañado de todos los ángeles juzgará a todos los hombres y revelará hasta sus últimas consecuencias: lo que cada uno haya hecho de bien o haya dejado de hacer durante su vida terrena. Entonces todos los hombres resucitados, condenados y gloriosos, de todos los tiempos conoceremos el sentido último de toda la obra de la Creación y de toda la economía de la salvación; y comprenderemos los caminos admirables por los que su Providencia habrá conducido todas las cosas a su último fin (Cat 1038-1040). Los malos irán al castigo eterno y los justos al Cielo. Terminará el Purgatorio y sólo quedarán eternamente el Cielo y el infierno.
Cuando el tiempo esté fuera de
juego, todo será eternidad, y ya no existirán hechos, pues todo será SIEMPRE,
DIVINIDAD: amor y gozo que superan toda ciencia de ficción, humana,
teológica y sobrenatural.
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