DOMINGO DUODÉCIMO
TIEMPO ORDINARIO CICLO C
¿Quién dice la gente que soy yo?
1 Encuesta sobre la persona de Jesús
2
Conocimiento de los hombres
3
Conocimiento de Jesús
4
Medios para conocer a Jesús
1 Encuesta sobre la persona de Jesús
Nos cuenta el Evangelio que en el tercer año
de la vida pública de Jesús, después de curar a un ciego en Betsaida, al llegar
a Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos la opinión que tenía la gente sobre su
persona: ¿Quién dice la gente que es el
Hijo del hombre?” (Mt 16,13-20).
Los discípulos
fueron manifestando las opiniones que el pueblo tenía respecto de su Persona.
Para unos era Juan Bautista; para otros
Elías, y para otros uno de los
antiguos profetas.
La gente tenía
un concepto elevado de Jesús, como un gran profeta, taumaturgo,
predicador, pero no acertaron a conocer
su personalidad divina, porque era una
persona divina que no podía ser conocida por la razón humana sino por la fe.
No toda
encuesta es un criterio fiable para conocer la realidad de las personas y de
las cosas, porque el resultado en muchos casos suele ser una opinión
partidista, frecuentemente manejada políticamente. Muchas veces se hace con
preguntas, hábilmente estudiadas, a
personas interesadas para conseguir la respuesta deseada. Sin embargo, en algunos casos la encuesta
es necesaria, útil o conveniente cuando está bien formulada con
recta intención y se dirige a distintas personas de la misma o distinta ideología, que van a responder con buena voluntad,
libertad y recta conciencia.
Después de escuchar Jesús la opinión que tenía la
gente acerca de su Persona, se dirigió a
sus discípulos y les preguntó:
Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?
Pedro,
temperamental impulsivo, portador de los doce apóstoles, sin que nadie le hubiera elegido para este
oficio, le respondió:
Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.
Jesucristo le
dijo:
Es verdad lo que tú has dicho, pero no lo dices por
cuenta propia, sino por revelación del Padre que está en el Cielo.
Si
hoy un reportero preguntara a la gente en la calle quién es Jesucristo,
obtendría distintas respuestas disparatadas unas, equivocadas otras, pero la verdadera ninguna, porque el
conocimiento de la realidad de la persona de Jesús es sobrenatural, objeto de
fe, y no opinión de la gente. No te
preocupen las descalificaciones que la gente piensa y dice de ti, pues aunque
sean calumniosas te sirven para hacerte humilde. El Kempis nos dice: “No eres más porque te alaben ni menos porque te vituperen”, pues
eres lo que eres delante de Dios,
infinitamente sabio y misericordioso.
2
Conocimiento de los hombres
Los hombres nos conocemos de diversas formas: unas veces de vista, cuando conocemos a una persona con la que hemos intercambiado
algunas palabras de simple educación o circunstancias: conocimiento visual; otras veces, cuando cruzamos con un vecino o
conocido palabras ocasionales de saludo o tratamos con él asuntos triviales del
momento: conocimiento superficial.
Nos conocemos, de manera imperfecta en la convivencia laboral en la que
hablamos del trabajo y de acontecimientos que suceden: conocimiento laboral y circunstancial, conocimiento imperfecto. El conocimiento propio de los hombres se consigue en
la convivencia familiar, amistosa y
social donde nos portamos como
realmente somos, pues en otros lugares nos comportamos, adoptando posturas de
educación, de fingimiento, o de vanidad.
No se sabe cómo somos hasta que convivimos juntos mucho tempo, y el
conocimiento que se consigue es imperfecto.
Ni siquiera los psicólogos y psiquiatras, expertos en el conocimiento
del hombre, conocen perfectamente al hombre. Solamente Dios lo conoce totalmente como es en su interior, cómo
piensa, obra y por qué.
3 Conocimiento de Jesús
Si el
conocimiento del hombre es muy difícil, el conocimiento de Jesús es humanamente
imposible, porque es persona divina con naturaleza humana: Dos y hombre verdadero.
A Jesús se le conoce solamente por la fe. Muchos cristianos, incluso creyentes,
más o menos practicantes, conocen a Jesucristo nada más que de oídas: por la
catequesis de primera comunión,
estudios, libros, medios de comunicación social, conferencias culturales, y acaso por las
homilías escuchadas en la liturgia de la Palabra de las misas del cumplimiento
dominical o de celebraciones sacramentales o culturales. Pero ese conocimiento
no es suficiente para conocer a Jesús.
4 Medios para conocer a Jesús
Hay varios modos de conocer a Cristo:
- Por infusión mística que algunos cristianos, sacerdotes, religiosos,
religiosas y laicos, más o menos inteligentes, con poca o mucha cultura reciben
del Espíritu Santo clases particulares
en diversos momentos y de muchas maneras sobre los misterios de la fe
con mayor claridad y profundidad que muchos alumnos de una Universidad
teológica;
- por la oración común, ordinaria o
extraordinaria;
- por la escucha atenta y piadosa de la Palabra de
Dios;
- por la
lectura reposada de la Biblia;
- por la
lectura de libros espirituales;
- por cursillos, ejercicios espirituales, charlas, y
conferencias;
- por el estudio del Catecismo de la Iglesia
Católica, publicado por el Papa Juan Pablo II;
- y por la aceptación de los acontecimientos buenos y
dolorosos de la vida que enseñan la sabiduría de la bondad que existe en el
bien y en el mal, vividos, sufridos y ofrecidos a Dios.
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