DOMINGO UNDECIMO
TIEMPO ORDINARIO CICLO C
JESÚS Y LA MUJER PECADORA
Lc 7, 36-48).
1 Extraña
invitación de Simón a Jesús a comer en
su casa
2 ¿Quién era
esa mujer?
3 Parábola de
los dos deudores
4 ¿Quién es
más pecador a los ojos de Dios?
1 Extraña invitación de Simón a Jesús a comer en su
casa
Es curioso constatar en esta escena dos cosas: la
actitud de Jesús de aceptar la invitación de Simón, fariseo, a comer a su casa, en la que había
otros comensales de diversa índole social, moral y religiosa; y el hecho de que
una mujer pecadora pública tuviera fácil acceso en la casa de Simón,
comportamiento extraño que hace imaginar muchas cosas. ¿Por qué Jesús aceptó la
invitación a comer? La razón principal fue, sin duda, para perdonar a una mujer
pecadora pública sus pecados y enseñar la lección del perdón evangélico, que
luego instituiría como sacramento.
2 ¿Quién era
esa mujer?
No lo sabemos. Entre los comentaristas del Evangelio
hay tres opiniones diferentes. Para unos era María, hermana de Lázaro, la cual
en un banquete celebrado en Betania en casa de Simón, el leproso, tomó una
libra de perfume de nardo legítimo, de gran precio, y ungió los pies de Jesús,
enjugándolo luego con sus cabellos con el escándalo farisaico de Judas (Jn 12,1-6). El relato de
esta escena coincide sustancialmente con el que ahora estoy comentando. Pero es
improbable que esta mujer fuera María, joven profundamente religiosa y fiel
cumplidora de la ley mosaica, de admirable reputación moral pública, como toda
su familia, socialmente distinguida.
Otros identifican esa mujer con María Magdalena, de
la que Jesús expulsó siete demonios (Lc 8,2), mujer muy apreciada por Jesús y personaje destacado
del Evangelio.
Lo más probable es que esa mujer era una prostituta
pública, una profesional del sexo, arrepentida de sus pecados.
3 Parábola de
los dos deudores
Jesús propuso a Simón, el fariseo, que maquinaba en
su interior malos pensamientos, la parábola de dos deudores a quienes un
prestamista les perdonó su propia deuda respectivamente, porque ninguno de los
dos tenía con qué pagarla. Y luego le preguntó:
¿Quién de los dos
ama más al prestamista?
Respondió Simón:
Supongo que aquel a quien más le perdonó”.
Entonces Jesús le reprochó su mal comportamiento al
recibirle en su casa: omitiendo las costumbres judías, no facilitarle agua para
el lavado de pies, no darle el ósculo de paz de bienvenida. En cambio, siguió diciendo Jesús: esta mujer ha
bañado mis pies con lágrimas y los ha enjugado con sus cabellos, no ha dejado
de besar mis pies y los ha ungido con perfume. Por lo cual, te digo que quedan
perdonados sus muchos pecados, porque ha mostrado mucho amor. Y luego,
dirigiéndose a la mujer pecadora, que
estaba sorprendida de las palabras de Jesús, le dijo:
“Quedan perdonados tus pecados” (Lc 7,47-48).
En consecuencia, a esta mujer la amó mucho porque le
perdonó sus muchos pecados.
En el Antiguo Testamento el perdón de los pecados
era una exclusiva de Dios. Esa potestad la ejerció Jesús, como Dios en el Nuevo
Testamento, la delegó a los sacerdotes en la Iglesia para que perdonasen los
pecados en la persona de Cristo. Gran misterio es el sacramento del Perdón, en
el que el sacerdote perdona las ofensas que el hombre hace a Dios, Padre, pues
lo lógico es que el hombre perdone las ofensas que a él le hagan. Jesús perdona
los pecados al pecador en relación al amor que tiene a Dios, pues nos dice el
Evangelio que los muchos pecados de la mujer pecadora fueron perdonados, porque
amó mucho a Dios. El pecado arrepentido, confesado y perdonado por Dios, es
acto sobrenatural en el que se demuestra más el amor de Dios al hombre pecador
que cuando regala bienes al justo. Perdonar es regalar amor a quien no lo
merece y ha ofendido a Dios.
4 ¿Quién es
más pecador a los ojos de Dios? Solamente
Dios lo sabe.
Es una verdad teológica con fundamento dogmático que
el pecado existe y es una ofensa a Dios, grave o leve, según sea la materia de
la ley quebrantada, teniendo en cuenta los factores del pecado y del pecador y
sus circunstancias, que sólo puede evaluar el juicio de la infinita
misericordia de Dios Padre.
El hombre peca cuando comete actos morales
contrarios a la Ley de Dios sabiendo y queriendo libremente ofender a Dios. No
se puede aplicar la ley moral de manera general a todos los pecadores de igual
manera, pues cada pecado es un acto personal, distinto en cada hombre o mujer.
¿Cómo será cada pecado a los ojos de Dios, rico en misericordia y Padre de cada
hijo? Estoy convencido de que cuando el
hombre llegue al otro mundo todo va a ser
una sorpresa. Las cosas se verán en la esencia divina con clarividencia,
y todos los pecados de los hombres serán contemplados con infinita justicia
misericordiosamente divina.
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