El objeto esencial de la oración está
contenido en la oración del padrenuestro que Jesús nos enseñó, y las
condiciones principales están expuestas en el relato de la Cananea, quien con
su persistente oración, molesta para todos, su fe en Jesús, su confianza en Él
y su humildad profunda, hasta el extremo, consiguió de Jesús el milagro de
curar a su hija de la posesión diabólica.
OBJETO DE LA ORACIÓN
El objeto de la oración está detallado en las siete peticiones del padrenuestro, que vamos a enumerar ahora y después explicar brevemente: la santificación del nombre de Dios, la venida de su Reino a los hombres, el cumplimiento de la voluntad de Dios, el pan nuestro de cada día, el perdón de las ofensas, la vivencia en gracia o no caer en la tentación y la liberación de todo mal.
1ª
“Santificado sea tu nombre”
El fin último del hombre en la tierra es dar gloria a Dios, no porque Dios necesite la gloria que el hombre le tiene que dar, como criatura, imposible metafísico y absurdo teológico, ya que Dios es infinitamente perfecto y no puede estar necesitado de nadie ni de nada. Consiste en bendecir siempre y en todo momento su nombre para que sea conocido y amado por todos los hombres en la tierra, bien supremo que repercute en la felicidad del hombre. Cuanto más se empeñe el hombre en alabarle y bendecirle, más se beneficia del amor de Dios.
2ª “Venga a nosotros tu Reino”
Cumplida la misión del hombre
en la Tierra que es glorificar a Dios, bien supremo para su felicidad eterna,
tenemos que pedir que el Reino de los Cielos se establezca en la Iglesia, que
es el Reino de Dios fundado por Cristo en su fase temporal: reino eterno y
universal, el reino de la verdad y la vida, el reino de la santidad y la
gracia, el reino de la justicia, el amor y la paz, como pedimos a Dios en la
fiesta de Cristo Rey. Estas propiedades esenciales para el Reino temporal de la
Iglesia, al fin de los tiempos serán eternas en su plenitud en visión y gozo en
el Reino eterno de los Cielos.
3ª “Hágase tu
voluntad en la tierra como en el cielo”.
Después de pedir a Dios la santificación de su nombre y la venida de su reino a la tierra, debemos pedir que se cumpla siempre la voluntad de Dios en la tierra como en el Cielo, perfección máxima de la felicidad temporal y eterna del hombre. Lo que Dios quiere, según sus planes divinos, es lo mejor para los hombres. Por tanto, debemos aceptar la voluntad divina de cualquier manera que se manifieste, como lo mejor que puede suceder, ajustando a ella la voluntad propia.
Estas tres primeras gracias de la primera parte del padrenuestro son necesarias para la oración y eficaces en su cumplimiento.
4ª “El pan nuestro de
cada día, dánosle hoy”.
En esta petición del pan nuestro de cada día están incluidas todas las cosas humanas que son necesarias para vivir: el alimento, la bebida, el vestido, la vivienda, el trabajo, la salud, la vida... Pero los bienes materiales, físicos, humanos y espirituales, como la riqueza, la salud, el talento, la fuerza de voluntad, vida sana y larga, cualidades y otros bienes son bienes para el hombre, si le conducen a Dios, y males si le separan de Él.
Por tanto, debemos utilizarlos con la regla de oro del tanto cuanto a Dios nos conduzcan y desecharlos tanto cuanto de Él nos aparten, porque no son bienes absolutos, sino medios relativos para la salvación o condenación eterna, pues lo mismo pueden servirnos para amar más a Dios y ser felices en la vida y en la eternidad, que pueden ser ocasiones para pecar, apartarnos de Dios y condenarnos.
Está bien y podemos pedir a Dios todas las cosas que nos gusten, aunque nos parezcan caprichosas, pero subordinándolas siempre a la voluntad divina, pues si las cosas que pedimos son para nuestro bien, incluso humano y caprichoso, nos las concederá. Dios, como buen Padre, disfruta, diríamos, con los juguetes que nos regala y nos hacen felices.
En sentido absoluto y sobrenatural el único bien supremo que existe es la gracia de Dios, porque nos mantiene unidos a Él y nos produce la vida eterna; y el único mal que existe es el pecado, que nos separa de Dios y nos puede reportar la condenación eterna. Todos los demás bienes son relativos a la salvación o condenación eterna.
5ª:“Perdona nuestras ofensas como también perdonamos a los que nos
ofenden”.
Debemos pedir también a Dios el
perdón de nuestros pecados mortales, con los que rompemos la amistad con Él, y
de los veniales, con los que la enfriamos. Pero sabiendo que recibiremos el
perdón de Dios condicionado al modo y medida con que nosotros perdonemos las
ofensas a quienes nos han ofendido.
6ª “No nos dejes caer en
la tentación”.
Una petición necesaria para el
hombre es pedir a Dios la gracia permanente, la gracia de no caer en la
tentación, es decir no pecar. No nos enseña el Señor a pedir no tener
tentaciones, aunque podemos pedir no tenerlas, sino la gracia para superarlas y
no pecar. Dios no nos prueba por encima de nuestras fuerzas.
7ª “Líbranos de todo mal”.
Son
muchos los males que nos acosan, pero el principal de ellos es el pecado.
Debemos pedir a Dios nos libre de todos los males, tanto materiales, como
corporales o espirituales. Y, por nuestra parte, dejar nuestra vida en las
manos del Padre, que quiere el mejor bien para los que le aman.
CUALIDADES PARA LA EFICACIA DE LA ORACIÓN
La oración es eficaz cuando se cumplen las siguientes condiciones:
1ª Petición de gracias necesarias para la vida eterna:
- Las tres primeras peticiones del padrenuestro son necesarias para la salvación eterna: Que el nombre de Dios sea bendito, que venga su reino a los hombres y que se cumpla siempre y en todo su santísima voluntad.
- La gracia de la salvación y los medios necesarios para conseguirla, como son las virtudes, y otros que, siendo por su naturaleza indiferentes, conducen al hombre a su salvación eterna.
2ª Oración personal
El que pide para sí mismo la salvación y las gracias necesarias para conseguirla, las recibe, en virtud de la eficacia de la oración, porque son necesarias y las pide personalmente. Sin embargo, si las pide para otros, se pueden conseguir, si Dios quiere, no en virtud de la eficacia de la oración personal de quien las pide, sino por la misericordia infinita de Dios para quienes no las pide, pues Dios puede hacer el milagro de que quieran otros lo que no le han pedido.
3ª Las gracias humanas, materiales, físicas y espirituales se conceden según el beneplácito de Dios
Dios, como buen Padre, escucha nuestras peticiones, no necesarias de modo absoluto, cambiándolas por las que debiéramos pedir y no sabemos. San Pablo nos dice que el “Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene” (Rm 8,26-27). Hace como las madres cuando sus hijos pequeños les piden un cuchillo, por ejemplo, para jugar, y les dan otra cosa que no les pueda hacer daño, aunque lloren, pataleen y se enfaden.
4ª Fe y confianza en
Dios
Hay que pedir al Señor con fe absoluta y confianza, como la Cananea, las cosas que queramos, sabiendo que nos va a conceder las que necesitamos, que no siempre son las que pedimos, porque Dios escucha siempre nuestras oraciones a favor de nuestra salvación eterna.
5ª Con perseverancia
La Cananea pidió con insistencia a Jesús la curación de su hija, cosa que quería, porque era un bien para ella y para su hija, porque según los planes divinos el milagro contribuyó para aumentar la fe en Jesús y su amor total e incondicional.
6ª Con profunda humildad
Pidamos a Dios lo que queramos, con profunda humildad, esperando que nuestra oración nos sirva para nuestra salvación eterna: la vivencia de la gracia, el perdón de nuestros pecados, perdonando a los que nos ofenden, como Dios nos perdona, y todo lo que queramos, temporal, humano, físico, material, espiritual, pidiendo que todo nos valga para la salvación eterna y se cumpla siempre y en todo momento lo que el Señor nos enseñó en la oración del padrenuestro: que se que se haga su voluntad en la tierra como en el cielo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario