En la Persona divina de Jesús se
pueden concebir siete acepciones del cuerpo de Cristo: cuerpo
humano, cuerpo transfigurado, cuerpo muerto, cuerpo resucitado y glorioso,
Cuerpo eucarístico y Cuerpo místico.
CUERPO HUMANO
El cuerpo humano de Jesucristo es
su naturaleza humana, unido a la segunda Persona de la Santísima
Trinidad: el Hijo, virginalmente engendrado por obra y gracia del Espíritu
Santo: verdadero Dios y verdadero hombre. Es igual que
otro cuerpo humano en todo menos en el pecado,
CUERPO TRANSFIGURADO
El cuerpo transfigurado es
el mismo cuerpo humano de Jesús que en el monte Tabor, en presencia de Moisés y
Elías, fue visto por San Pedro, San Juan y Santiago con un resplandor
deslumbrador de gloria, que humanamente no se puede conseguir. Fue un
símbolo humano, imperfecto, de la eterna glorificación de Jesús en el Cielo y
de todos los cuerpos glorificados.
CUERPO MUERTO
Es el cuerpo muerto de Jesús,
separado del alma, unido y unidos a la divinidad.
CUERPO RESUCITADO Y GLORIOSO
Es el mismo cuerpo de Jesús
muerto, que resucitó, y ahora está glorioso en el Cielo, modelo de los cuerpos
gloriosos al fin de los tiempos.
CUERPO EUCARÍSTICO
Es el mismo Cuerpo de Jesucristo
que está en el Cielo y se hace presente en la Eucaristía, bajo las
especies de pan y vino.
La Eucaristía fue instituida por
Jesús el Jueves Santo en el Cenáculo, estando reunido con los apóstoles con estas
palabras: “Tomad y comed todos de él, porque esto es mi cuerpo que será
entregado por vosotros. Después tomó en sus manos el cáliz de mi Sangre, Sangre
de la alianza nueva y eterna, que será derramada por vosotros y todos los
hombres, para el perdón de los pecados. Haced esto en conmemoración mía”.
“Cristo está en la Eucaristía de
modo verdadero, real y sustancial con su Cuerpo y con su Sangre, con su alma y
su Divinidad. Cristo, todo entero, Dios y hombre, está presente en ella de
manera sacramental, es decir, bajo las especies eucarísticas de pan y de vino
por medio de la transubstanciación que significa la conversión de toda la
sustancia del pan en la sustancia del Cuerpo de Cristo, y de toda la sustancia
de vino en la sustancia de su Sangre” (Catecismo de la Iglesia
Católica. Compendio 273. 282.2839).
Corpus Christi
La celebración de la Eucaristía
se remonta a los primeros tiempos del cristianismo, al siglo II con varias
reformas importantes en el decurso de los siglos.
La solemnidad del Corpus Christi se
celebra desde los años 1192-1258. Su principal finalidad es:
- celebrar la Eucaristía y
actualizar místicamente el mismo sacrificio que Jesús ofreció por nosotros en
la cruz;
- proclamar y
aumentar la fe en la Eucaristía;
- ser objeto
de adoración, culto y alimento de las almas.
La Eucaristía es fuente y culmen
de toda la vida cristiana. En ella alcanzan su cumbre la acción santificante de
Dios sobre nosotros y nuestro culto a Él. La Eucaristía contiene todo el
bien espiritual de la Iglesia: el mismo Cristo, nuestra Pascua. Expresa y
produce la unidad del pueblo de Dios y produce la comunión en la vida divina y
la unidad del pueblo de Dios. Mediante la celebración eucarística nos unimos a
la liturgia del Cielo y anticipamos la vida eterna (Compendio del
Catecismo de la Iglesia Católica, nº 274)
Cuerpo místico
Es la unión de todos los hombres,
principalmente los bautizados, con Cristo, su cabeza, en la Iglesia de muchas
maneras, formando un Cuerpo Místico en el que hay comunicación de vida divina e
intercomunicación de bienes