viernes, 4 de mayo de 2012

DOMINGO V DE PASCUA. Ciclo b, 6 de Mayo 2012
Evangelio: “Yo soy la verdadera Vid" (Jn 15,1)

Facilitamos un comentario esquemático sobre la alegoría de la Vid y los sarmientos que nos propone la Palabra de Dios en el Evangelio de hoy.

Yo soy la Vid verdadera
La vid natural, como todos sabemos, es una planta de la familia de las Vitáceas con tronco,  cuyas raíces extraen de la tierra la savia, para que circule por todo el conjunto a fin de que los sarmientos produzcan  racimos de uvas. De manera alegórica, Cristo es la única Vid del Cuerpo Místico de Cristo, (15,1), cuyas raíces extraen de Cristo Redentor la savia de la gracia para que haya vida sobrenatural en toda la Iglesia.
Los  sarmientos  son todos los hombres del mundo, que están unidos a la Vid  de múltiples  maneras::
- Por el bautismo los cristianos practicantes y no practicantes. Los practicantes porque, porque por estar conectados a la Vid, participan de la savia de la gracia, producen frutos sobrenaturales; por la bondad de las buenas obras los no practicantes, hombres buenos, que son muchísimos, de manera misteriosa, por el hecho de estar unidos a la Vid.
- por la buena fe  los hombres religiosos que con sincero corazón, convencidos, creen en su religión, como verdadera;
-  y por la misericordia infinita de Dios Padre: los incapaces de entender, cortos de entendimiento, equivocados, enfermos, enigmáticos, problemáticos y raros.
La savia es la gracia santificante que circula por todo el conjunto de la Vid y hace que los sarmientos vivos produzcan frutos sobrenaturales, porque “sin la gracia no se puede hacer nada” (Jn 15,5). María, Madre de Dios y Corredentora del género humano ,comunica la savia a toda la Iglesia.
Los sarmientos son: unos  vivos y otros secos. Los sarmientos vivos son los cristianos conectados a la Vid (Jn 15,5) en estado de gracia, que participan de la savia. Cuando por los pecados y faltas entorpecen la circulación de la gracia, se podan (Jn 16,2) para que con la oración, vida sacramental, principalmente  eucarística, y obras buenas den más y mejores frutos. El valor divino de las obras no depende de que sean grandes y artísticas,  sino del amor a Dios con que se hacen, sean grandes o pequeñas y en el  cumplimiento de los mandamientos: “Si guardáis los mandamientos, permaneceréis en el amor” (Jn 15,10). Los sarmientos secos son los bautizados que han roto la conexión con la savia  por el pecado grave, y no producen frutos de vida eterna, y sólo sirven para el fuego eterno (Jn 15,6). Pero por un injerto  en el sacramento de la Confesión pueden volver a estar conectados a la Vid y participar de la savia de la Iglesia.  
El Agricultor es el  Padre, dueño de la Viña, donde está la Vid.
El Evangelio nos asegura que cumpliendo los mandamientos,  todo lo que pidamos al Padre se nos concederá: “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pediréis lo que deseéis, y se realizará” (Jn 14,7). No conseguimos todo lo que pedimos, porque “nosotros no sabemos a ciencia cierta lo que debemos pedir” (Rm 8,26),  sino que se cumpla siempre y en todo  la santísima voluntad de Dios.  Por tanto,  interpreto este aserto sobre la oración de esta manera: Pedid lo que queráis, y recibiréis lo que necesitáis.

No hay comentarios:

Publicar un comentario