“La paz y la
misericordia de Dios vengan sobre todos”
En
la segunda lectura de la liturgia de la Palabra
de Dios en este domingo, el apóstol San Pablo escribiendo a los Gálatas
les dice que la paz y la misericordia de Dios vengan sobre todos. ¿Cómo se
puede conseguir la paz en un mundo lleno de males y pecados? Con la justicia y
misericordia de Dios. Hagamos algunas reflexiones sobre estos temas.
1 Virtud de la paz
2 Males en el mundo
3 Pecados de los hombres
4 Justicia y misericordia de Dios
1 Virtud de la paz
En
un sentido profundamente teológico, San Agustín dice que la paz es la
tranquilidad en el orden. Cuando las cosas están como son y en el orden que
tienen que estar, se produce un ambiente de paz. Cuando en el hombre las cosas
están debidamente ordenadas: subordinado el cuerpo al alma, la razón a la fe,
la voluntad humana a la voluntad de Dios existe la paz en el alma, pase lo que
pase, pese a quien pese, y cueste lo que
cueste, aunque haya males en el mundo. La paz es la santidad, el orden y
subordinación de todas las cosas a Dios.
2 Males del mundo
En
la Historia humana observamos que en el
mundo del pasado ha habido siempre muchos males físicos en la naturaleza: inundaciones, volcanes, terremotos,
incendios, desgracias humanas, enfermedades, dolores horribles; males espirituales, psicológicos,
psíquicos, males morales crímenes
espeluznantes, inconcebibles, inhumanos, inevitables que claman a gritos al
Cielo; los hay ahora también en el mundo
del presente y los habrá siempre en
el del futuro hasta el fin del mundo. Y lo que es humanamente inconcebible
es que muchos vienen de la libre voluntad de Dios, que es bueno, Creador y
Padre de todos los hombres. ¿Cómo se concilia la bondad de Dios con los males
que hay en el mundo?
La
causa fundamental teológica del mal nos dice la fe que es el misterio del
pecado original, que causó todos lo
males del mundo con el fin del bien de la Redención, el misterio pascual: la
Encarnación del Hijo de Dios, hecho hombre, para que el hombre se haga “dios”,
pues no hay mal que por bien no venga. Los males que Dios quiere no son males
intrínsecamente malos en sí mismos, sino medios humanos, aparentemente malos,
para bienes supremos y eternos que sólo
Dios conoce.
2 Pecados de los hombres
Los
pecados son los únicos y mayores males morales que existen en el mundo, pero no
todos son ofensas a Dios, pues hay muchas causas eximentes de responsabilidad
moral: ignorancias, pasiones, temores, miedos, violencias, anomalías
psíquicas y otras muchas causas. Para
que el hombre peque y ofenda a Dios tiene que ser consciente y libre del mal
que hace, cosa que sólo Dios sabe en su infinita sabiduría misericordiosa. Hay
muchos males en el hombre que no son pecados, sino actos de hombre, no actos
humanos; y muchos, por graves que parezcan, y al observarlos rompan el discurso
de la razón y dejen el corazón hecho trizas, no ofenden a Dios ni merecen el
infierno. Sólo la eterna sabiduría de Dios, hermanada con su infinita
misericordia sabe quién peca y merece el infierno con sus pecados. Esto no
quiere decir que no hay pecados graves y leves,
porque es la justicia misericordiosa de Dios quien los juzga.
3 Justicia y misericordia de Dios
Dios
es el Ser eterno, el que es infinitamente perfecto amando siempre. Es Uno en esencia y Trino en personas
distintas, Padre, Hijo y Espíritu Santo, una realidad sobrenatural que el
hombre concibe en perfecciones humanas o atributos, cuyo significado no se pueden
aplicar de la misma manera a Dios que a los hombres. Son muchos los atributos
con los que conocemos a Dios con limitaciones,
y de modo imperfecto y analógico. Su existencia es el principal
atributo, pues el que es siempre forzosamente tiene que ser lo mejor. En
relación de los hombres destacamos dos atributos: justicia y misericordia.
La
justicia es la virtud por la que Dios juzga las obras de cada hombre sin
equivocación posible, porque es infinitamente sabio, sabe lo que hace y
metafísicamente no se puede equivocar. La misericordia es otra virtud tan
perfecta como la justicia. Cuando se dice que la justicia de Dios es
infinitamente misericordiosa no quiere decir que es más justo que
misericordioso, ni más misericordioso que justo, sino tan justo como
misericordioso, pues Dos tiene todas las perfecciones por igual en grado infinito, y entre ellas no
existen distinción real sino de razón. Tenemos que amar tanto la justicia de
Dios como su misericordia, porque Dios es una sola cosa: Amor, que es gracia, paz,
justicia y misericordia.
Confía
en Dios, aunque hayas pecado, vive convertido y no le temas, porque su justicia
es paz, misericordiosa de Padre.
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