En la primera lectura de la liturgia de la Palabra que estamos celebrando, del segundo libro de Samuel, aparece por dos veces una frase muy repetida en la Biblia: El Señor está contigo. En este pasaje se nos cuenta que cuando David se estableció en su palacio, después de haber vencido a sus enemigos y en su reino se estableció la paz, dijo al profeta Natán:
- Mira, yo estoy viviendo en casa de cedro, mientras que el arca del Señor vive en una tienda.
Natán respondió al rey:
- Ve y haz cuanto piensas, pues el Señor está contigo.
Por la noche recibió Natán la palabra de Dios y le dijo:
- Ve y dile a mis siervo:
- Yo estaré contigo en todas tus empresas. Te haré grande y te daré una dinastía. Tu casa y tu reino durarán siempre en mi presencia.
En estas palabras ven los interpretes de la Biblia una profecía sobre la Iglesia, que durará hasta el fin de los siglos.
Esta misma frase “El Señor está contigo” aparece en el evangelio de hoy, en el que se relata la anunciación a Santa María del misterio de la encarnación del Hijo de Dios en su seno virginal por obra del Espíritu Santo. El ángel entrando en su presencia dijo:
- Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.
¿Qué significa la frase “El Señor está contigo” ?
Bíblicamente tiene un sentido de una protección especial de Dios, de fortaleza que concede al hombre que tiene que realizar grandes empresas o cumplir una misión difícil. Es como decir al hombre débil, asustado ante las dificultades que se le presentan en el cumplimiento de la voluntad de Dios, teniendo en cuenta su debilidad y sus pocas cualidades:
No tengas miedo, yo estaré siempre contigo, aunque en ocasiones te puedas sentir abandonado o desamparado.
Esta expresión tiene también en sentido popular una protección humana con quien amamos o queremos proteger para darle seguridad y confianza en la misión que se le ha encomendado, como diciendo:
- ¡No tengas miedo! Porque yo estoy contigo, no estás solo, cuenta con mi ayuda, empuje, amparo, apoyo, fortaleza para que puedas hacer lo que debes, superar las pruebas o dificultades que se te presenten...
Es posible, probable y casi seguro que algunos de los oyentes se preguntarán: ¿Cómo va a estar Dios conmigo si tengo muchas desgracias personales en mi familia, en el trabajo, en la amistad? ¿Cómo va a estar Dios con los hombres, con el mundo, si existen tantas injusticias y el que es bueno siempre es aplastado, mientras que el malo triunfa, vive bien? ¿Dónde está la presencia y fortaleza de Dios con el pobre, con el débil? ¿No parece que se vuelca con el rico, el poderoso, el malvado?
Hermanos, el significado pleno de “el Señor está contigo” tiene una referencia transcendente en orden a la vida eterna del hombre.
Expliquemos a grandes rasgos esta verdad teológica. Todas las cosas, tanto buenas como malas, son medios para conseguir un fin supremo: la gloria de Dios y la salvación de los hombres. En el uso recto y bueno de las criaturas, el hombre cuenta con una asistencia especial de Dios. Pero sucede, porque somos humanos, que apreciamos las cosas buenas y despreciamos las malas, como es natural, haciendo de ellas una evaluación equivocada en sentido cristiano, porque bueno es lo que a Dios me lleva, aunque sea malo humanamente hablando, y malo lo que me separa de Él, aunque sea bueno y me guste.
Pero no es justo que nos hagamos solamente interrogantes ante la presencia del mal, pues si somos consecuentes y hacemos memoria, tenemos que ver la protección de Dios y su presencia en las muchas cosas buenas que nos proporciona. ¡Cuántas veces hemos dado gracias a Dios por los beneficios que hemos recibido, sin pedirlos, y cuántas porque nos ha concedido lo que hemos pedido y deseado! Seamos justos y sepamos siempre que Dios, como buen Padre, nos regala bienes o nos castiga, prueba o premia con males, que en su último fin son bienes.
El Señor está contigo, aunque tú no estés con Él, incluso aunque tú estés contra Él. Está contigo con su presencia de inmensidad dentro de ti, para que seas tú y Él sea en ti. Está en cada cosa que existe por su presencia conservadora, que equivale a una presencia creadora permanente. Está contigo, si tú quieres, por una presencia sobrenatural de gracia santificante, presencia trinitaria del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, siendo Él mismo, dando el ser permanente a todas las cosas y siendo objeto de adoración y culto en tu corazón con experiencias místicas con vivencia de la fe.
Por consiguiente, revive tu fe en Dios Padre, cuando las cosas te vayan viento en popa, y también cuando te salgan torcidas o al revés, sufras un contratiempo, te ocurran desgracias, enfermedades, sientas el desprecio de los familiares o amigos, o las circunstancias te azoten con el látigo del dolor. Dios está contigo llevándote de la mano, en brazos, tirando de ti o empujándote por detrás para que tengas fuerza para la lucha.
Que Dios que es Amor, infinita sabiduría y omnipotencia, te bendiga siempre en todos los acontecimientos de la vida, buenos o malos, y te haga ver que está contigo, aunque tú no estés con Él, porque como Padre no quiere estar sin ti, porque es presencia de inmensidad o presencia amorosa de gracia, y espera que tú estés siempre con Él en el tiempo y en la eternidad, glorificando a Dios en las cosas buenas y aceptando las malas, que no sean pecados, como medios para el bien supremo de ver y gozar a Dios eternamente, y en Él y con Él cantar las misericordias del Señor.
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