El bautismo es un sacramento instituido por
Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, un acontecimiento misterioso, divino, una
generación sobrenatural por la que por el agua y el Espíritu Santo el hombre,
nacido de Adán por el pecado original, recibe la gracia, la misma vida
sobrenatural de Dios participada. Es el nacimiento a la vida de Dios, el cual por
el baño del agua en la palabra de vida (Ef 5,26), hace a los hombres partícipes
de la naturaleza divina (Pedr 1,4) e hijos de Dios (Rm,8,15;Gál 4,5).
El cristiano nace dos veces: por generación
natural de sus padres por la que es
engendrado hombre; y por generación sobrenatural de la gracia en el bautismo
por la que es engendrado hijo de Dios. Y tiene, por consecuencia, dos
naturalezas: una humana, engendrada de la carne, y otra divina, engendrada por
el Espíritu Santo.
El bautismo es un sacramento de fe, puerta de
la vida y del reino, institución de Jesucristo, y no invención de una Papa de
la Historia, un acuerdo de un Concilio especial, ni un consenso de teólogos.
El bautismo produce los siguientes efectos principales:
- borra el pecado
original y todo pecado personal, si se recibe en estado adulto. El hombre que es bautizado, por
muchos y graves pecados que haya cometido, recibe el perdón de todos sus
pecados, sin necesidad de confesarse
- infunde la
gracia, las virtudes y dones del Espíritu Santo en potencia, es decir la capacidad
sobrenatural de hacerse virtuoso, de la misma manera que el hombre en su
nacimiento recibe las potencias naturales para ejercitar con la práctica de
ellas virtudes naturales. Podemos distinguir en el hombre a grandes rasgos dos
tipos principales de potencias naturales: espirituales del entendimiento y de
la voluntad y corporales de los miembros, órganos y sentidos.
Con diversos actos repetidos muchas veces, el
hombre puede llegar a la virtud o perfección de esas virtudes. Pongamos algunos
ejemplos: el hombre recibe en su nacimiento el entendimiento para que con su
esfuerzo y ejercicio consiga la ciencia o sabiduría, la voluntad para que
ejercitando actos de amor, el hombre se santifique.
- hace al hombre
hijo de Dios y heredero de su gloria, de manera que con la ayuda de Dios y el
esfuerzo de las buenas obras recibe
la herencia eterna del Cielo, Dios mismo y poseído eternamente.
- incorpora al
bautizado a la Iglesia, Cuerpo místico de Cristo a la que todos los hombres pertenecen de
diversa manera, principalmente por el sacramento de la misericordia infinita de
Dios, que hace llegar su gracia de manera que ni siquiera el hombre puede
soñar.
- realiza una
conversión total de la persona, de manera que todo su ser queda convertido en santo, en cuanto al
cuerpo, templo vivo del Espíritu Santo, y en cuanto al alma, en sagrario vivo
de la Santísima Trinidad. El hombre sigue siendo hombre, pero hijo de Dios con
una dignidad suprema que supera a todas
las dignidades de la Tierra. El hombre es más por la dignidad de cristiano
que por la dignidad de sacerdote, obispo o Papa;
- proporciona la
capacidad de recibir los otros siete sacramentos porque es el fundamento sacramental del
cristiano. Aunque en la realidad de la Iglesia Dios hace maravillas que no
conocemos, de hecho, por la vía normal las gracias nos vienen por los
sacramentos con los que nos alimentamos para la vida eterna.
- y es una participación en el misterio pascual, pues el bautismo conmemora y actualiza el misterio pascual, haciendo pasar a los hombres de la muerte del pecado a la vida de la gracia.
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