Misericordia
La misericordia proviene etimológicamente de dos palabras latinas: miserum cor, corazón misericordioso. Esta palabra tiene dos acepciones distintas: virtud y atributo divino. Como virtud es una inclinación a comprender las miserias humanas, compadecerse de ellas y tratar de corregirlas en lo posible; y como atributo divino es una parte de la Bondad infinita de Dios que perdona los pecados arrepentidos de los hombres y se compadece de sus miserias. Voy a tratar brevemente el atributo divino de la misericordia divina sobre todos los males que hay en el mundo y pecados que cometen los hombres.
Males
en el mundo
Es
una realidad histórica y evidente que en el mundo han existido siempre, existen
y existirán pecados y males de todo tipo hasta el fin del mundo,
como consecuencia del misterio del pecado original, según enseña la Iglesia
Católica. Enumero los principales males sociales:
El
ateísmo
Observamos
que muchos hombres no creen teóricamente en Dios o viven
en un ateísmo práctico, como si no existiera, sin preocuparse ni ocuparse del
problema trascendental de la salvación eterna; y luchan por vivir lo mejor
posible tranquilamente como si nada hubiera después de la muerte.
Incumplimiento
de los mandamientos de la Ley de Dios
Es
un hecho que no necesita argumentación que solamente los cristianos
comprometidos cumplen o tratan de cumplir los mandamientos con fallos humanos
comprensibles, y que los cristianos bautizados en su mayoría, no
practicantes, cumplen los mandamientos de la Ley de Dios y de la Santa Madre
Iglesia arbitrariamente o con ocasiones sociales. Los no creyentes cumplen los
mandamientos humanos de honrar padre y madre, no matar, no robar, según
estén legalizados, porque los demás mandamientos son obligaciones para los
creyentes.
La
política
Desgraciadamente
hoy los gobiernos de todo el mundo politizan la ley moral y
religiosa, y la legislan según se acuerde en el
Parlamento democrático por mayoría absoluta o a capricho
de los gobernantes monárquicos o dictadores de turno. Valgan algunos
ejemplos: el aborto, la eutanasia, el matrimonio homosexual, divorcio
exprés, pareja heterosexual y homosexual, la libertad
absoluta en la moral personal, familiar y social que no quebrante el
derecho civil establecido.
Varios
males
Existen
en el mundo por muchas causas variados males, como por ejemplo:
- atentados, robos, secuestros,
persecuciones, violaciones, injusticias, prostitución,
odios, venganzas, celos, rencillas, rencores, suicidios, crímenes,
guerras personales, familiares, sociales, populares, nacionales,
internacionales y mundiales por egoísmo, dinero, poder,
ambición, nacionalismos o pasiones;
- persecución a la Iglesia católica abierta o solapadamente; y otros que no es necesario enumerar porque son conocidos por todos.
Soluciones
¿Qué
podemos hacer ante tantos males?
En
primer lugar, pensar que no todos los males que hacen los hombres
son pecados en la presencia de Dios, sino males personales,
familiares y sociales o pecados materiales, no formales. Porque
existen en general muchas causas excusantes para que estos
males no sean pecados en la presencia de Dios: incapacidad intelectual,
psicológica, psíquica, ignorancia, equivocación que impiden que sean
ofensas a Dios, aunque sean pecados en la ciencia humana de la Moral
Católica, en la estimación social, y punibles en la legislación penal; y en
particular pensar que los pecados de las personas cabales son
personalmente únicos por la diversa capacidad intelectual de cada persona en
conocer la Verdad, su cultura humana, moral y condicionantes: pasión tentación,
ofuscación, desequilibrio mental y psicológico y otras muchas patologías. Los
juicios de Dios no son como los de los hombres, nos dice la Sagrada Escritura.
Sucede frecuentemente que los hombres se ofenden entre sí, llevando
cada uno su razón subjetiva, y a Dios lo le ofende ninguno, porque delante de
Él todos pueden llevar razón. A mí me parece que no es tan fácil, como muchos
piensan, cometer un pecado mortal que merezca el infierno eterno, que existe,
pero sólo Dios sabe quién lo merece.
Los políticos cristianos,
creyentes y de buenas costumbres deben hacer lo que puedan: mucho, bastante,
poco o algo, pero jamás podrán erradicar todos los males del mundo,
que en su totalidad no tienen solución.
Los cristianos comunes
de a pie, no podemos hacer otra cosa que orar y hacer lo que buenamente
podamos, cumpliendo la Ley de la Iglesia en toda su plenitud, y
buscando la gloria de Dios, que es un quehacer místico en bien de todo el
mundo.
Los hombres
religiosos, no cristianos, deben procurar la paz mundial, viviendo su
fe con miras a Dios y al bien común.
Y
los hombres de buena voluntad, prácticamente
irreligiosos, tienen que empeñarse en hacer el bien en su recta
conciencia en la construcción de una Sociedad universalmente
fraterna de amor, paz y justicia.
Los
cristianos de profunda fe, después de haber agotado todos los esfuerzos
humanos, debemos hacer el bien en oración constante pidiendo a Dios
con sincero corazón misericordia, Señor,
misericordia. Y dejar luego todas las cosas en manos de Dios, Padre.
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