sábado, 1 de septiembre de 2012


VIGÉSIMO SEGUNDO DOMINGO,
TIEMPO ORDINARIO día 2 de Septiembre
“Escucha los mandatos y decretos que yo os mando cumplir” (Dt 4,1-2)
           
MANDAMIENTOS
            En la primera lectura de la liturgia de la Palabra de este domingo, en el  libro del Deuteronomio, se nos dice que Moisés dijo al pueblo de Israel: Escucha los mandatos y decretos que yo os mando cumplir. Así viviréis y entraréis a tomar posesión de la tierra que el Señor, Dios de nuestros padres, os va a dar”, símbolo del Reino de los Cielos.
Este texto me da pie para hacer unas reflexiones, teológicamente espirituales, sobre la razón de la existencia de los mandamientos.
Razón de la institución de los mandamientos
            Dios creó al hombre a su imagen y semejanza en un estado original  de santidad y justicia: un hombre en gracia sobrenatural y preternatural con los dones que no corresponden a la naturaleza humana: impasibilidad, no dolor, inmortalidad, no muerte e integridad, no inclinación al pecado.  Pero el hombre, tentado por el diablo, desobedeció un precepto gravísimo, desconocido,  que Dios le impuso,   “queriendo ser como Dios” (Gn 3,5). Ese pecado, llamado original, es un pecado cometido por Adán y contraído por todos los hombres, menos por María Santísima, que se transmite a los descendientes de Adán por la misma naturaleza humana, y no por imitación ni por propagación.  Y como consecuencia, la naturaleza humana, sin estar totalmente corrompida, se encuentra privada de sus dones originales.   Después del primer pecado, el mundo quedó  inundado de pecados. Pero el Hijo de Dios, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, Dios mismo, se hizo Redentor para redimir al hombre del pecado (Catecismo de la Iglesia Católica Compendio 75-78).

            Mandamientos, gracias de Dios, en beneficio del hombre
            Los mandamientos instituidos por Dios y entregados a Moisés en el monte Sinaí, no son:
- leyes para beneficio de Dios, pues es eterno e infinitamente perfecto, que es feliz en sí mismo y nada necesita;
- normas que hay que observar solamente para el perfecto funcionamiento y provecho del bien común  de una Familia,  una empresa, una Sociedad;
 - ni oposiciones a la omnímoda  libertad del hombre: algunas prohibiciones de  cosas que humanamente apetecen, como por ejemplo el libre placer sexual, matar en algunos casos por motivos justos, la venganza humana, apropiación de bienes convenientes que no se poseen,  y otros,  como sucede en los hombres salvajes, sin cultura humana ni religiosa. Son:
- estructuras de reciclaje del hombre viejo en el hombre nuevo: conversión del hombre viejo pecador en hombre nuevo en gracia, tal como fue creado;
- condiciones necesarias para conseguir la vida eterna;
- gracias para que el hombre cumpliendo los mandamientos sea feliz en la Tierra;
- y el Mapa que nos enseña el camino que tenemos que recorrer para ir seguros, sin desviaciones, y poder llegar a la meta, nuestra Patria, que es el Cielo.


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