sábado, 19 de octubre de 2013

Domingo vigésimo noveno
Tiempo ordinario, Ciclo c
20 de Octubre
           
            La Sagrada Escritura  conduce a la salvación

            En la segunda lectura de la liturgia de la Palabra de este domingo, la Iglesia nos propone un trozo de la segunda carta del apóstol San Pablo a Timoteo, de la que elijo un epígrafe o sentencia para hacer un breve comentario: La Sagrada Escritura  conduce a la salvación.
            El Hijo Unigénito del Padre, Palabra de Dios para el hombre, le  reveló los misterios de la Santísima Trinidad, la naturaleza de la Redención y los medios necesarios para conseguir la salvación eterna  por medio de los profetas y evangelistas. Todo su contenido se encuentra en la Revelación oficial  de la Sagrada Escritura y Tradición de la Iglesia. Dios revela también a ciertos santos o a personas privadas algunos misterios o verdades, pero no son revelación pública y oficial de la Iglesia, que terminó con la muerte del apóstol San Juan, si no privada, no es fiable.
            Los profesores de las Universidades, Seminarios, Institutos, y Colegios de la Iglesia son intérpretes de la Revelación enseñada oficialmente por el Magisterio con explicaciones, sugerencias, pensamientos propios o de otros autores. Toda escritura, inspirada por Dios, es enseñanza de la verdad sobrenatural que no conoce la sabiduría humana; reprensión de los desordenes morales; corrección de los pecados, vicios y faltas; educación en el ejercicio de la virtud  y perfección evangélica en el camino de la santidad. El hombre equipado perfectamente con estas virtudes puede realizar toda obra buena.
            La lectura de la Palabra de Dios, aunque no se entienda, produce efectos espirituales sorprendentes, porque tiene fuerza mística en sí misma. Santa Teresa de Jesús se emocionaba algunas veces, cuando rezaba el breviario en latín, que no entendía, como si el contacto con la letra inspirada tocara las fibras del alma y le hiciera vibrar como las cuerdas de un violín, tocadas magistralmente  por un artista consumado.
             Por la fuerza que tiene en sí misma la Palabra de Dios, San Pablo a su discípulo Timoteo le mandaba: proclamar la Palabra de Dios, no como la recitación de una poesía o una pieza magistral de oratoria, sino con la fuerza espiritual que contiene en sí misma; insistir en la predicación de la Palabra de Dios a tiempo o destiempo con cabeza y prudencia; reprender caritativamente y buenos modales a los que se apartan de la Verdad; reprochar con humildad y caridad con la Palabra a los cristianos que se apartan de Dios por debilidad, ingenuidad o confusión y son moralmente recuperables; y exhortar con toda comprensión y pedagogía  a los que pueden ser aconsejados en el progreso de la perfección evangélica, y no lo hacen por desidia o falta de esfuerzo.
            La Sagrada Escritura es libro sagrado inspirado por Dios que juntamente con la Tradición de la Iglesia contienen las verdades eternas que el hombre necesita para ser feliz en la tierra con sacrificios y cruces  y desembocan en el Cielo donde todo es verdad, paz y alegría en el conocimiento pleno de  Dios y visión y gozo  por los siglos que no tienen fin.


No hay comentarios:

Publicar un comentario