martes, 24 de diciembre de 2013

NAVIDAD

         La Navidad no es el nacimiento de un personaje  de la Historia sino el cumpleaños del Señor, el día en que nació Jesús, el Hijo de Dios, hecho hombre, concebido en las entrañas virginales de Santa María Virgen por obra del Espíritu Santo, el Redentor de todos los hombres a quienes redimió con su vida, pasión, muerte y resurrección. ¿Por qué?
El hombre fue creado por Dios a su imagen y semejanza en un estado de santidad original que comprendía el don sobrenatural de la gracia, los dones preternaturales de la ausencia del dolor, la inmunidad de la concupiscencia o inclinación al pecado, y el don de la inmortalidad, con el fin de que, viviendo divinizado en la Tierra un tiempo, consiguiera la plena gloria con Dios en el Cielo. Para  que esto se realizara, Adán, cabeza de toda la Humanidad, debería cumplir un precepto muy importante y grave, que no se sabe cuál es, con la condición vinculante de que si no lo cumplía, moriría él y su descendencia. Pero abusando de su libertad, desobedeció el mandato de Dios y cometió el llamado pecado original que se transmite a todos los hombres por propagación, no por imitación, y se halla como propio en cada hombre. En consecuencia, por culpa del pecado, el hombre perdió los dones que había recibido y “la naturaleza humana quedó debilitada en sus fuerzas, sometida a la ignorancia, al sufrimiento y al dominio de la muerte e inclinada al pecado, inclinación llamada concupiscencia. (Cat 415-418).
Dios no abandonó al hombre a su perdición, sino que en el mismo momento en que pecó, lo perdonó y le prometió enriquecer su naturaleza contagiada con la promesa de la Redención que realizaría el Mesías, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero. Este nuevo estado era superior al que el hombre tenía al principio. Así nos lo enseña el pregón de la Vigilia Pascual: “Necesario fue el pecado de Adán, que ha sido borrado por la muerte de Cristo ¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor!”.
Dios fue revelándose, de muchas maneras en el Antiguo Testamento hasta que llegó la plenitud de los tiempos en los que nos habló por medio de su Hijo en el Nuevo Testamento.  “En distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a nuestros padres por los profetas. Ahora en esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo”.
La Revelación se encuentra en la Tradición y en la Biblia: Antiguo y Nuevo Testamento, y es interpretada oficialmente por el Magisterio de la Iglesia.
En el mismo instante en que empezó a ser Jesucristo, dentro del útero virginal de María, nació la Iglesia en su germen. Pasados nueve meses de la gestación de Dios, hecho hombre, tuvo lugar la Navidad o el nacimiento de Jesús en Belén y con él el Nacimiento de la Iglesia en su Cabeza, como Cuerpo místico. La Navidad de Cristo es el comienzo del misterio pascual que comprende  vida,  pasión muerte y resurrección.
Con el nacimiento de Cristo, nosotros recordamos nuestro nacimiento a la vida cristiana en la Iglesia, que tuvo lugar en el sacramento del bautismo. Nacimiento que exige una vida oculta de oración y trabajo en la vida ordinaria, como la de Jesús, una vida pública de ejemplo cristiano y realización de obras buenas y una vida de pasión, soportando el dolor en todas sus versiones siguiendo a Jesús con la cruz a cuestas, con la esperanza de morir con Cristo y resucitar luego con Él para la vida eterna, plasmando en la propia vida el misterio pascual de Cristo.
En la segunda lectura del apóstol San Pablo a Tito nos dice que “ha aparecido la gracia de Dios que trae la salvación para todos los hombres, debemos renunciar a la vida sin religión y a los deseos mundanos, y llevar una vida sobria, honrada y religiosa, aguardando la dicha que esperamos: la aparición gloriosa del gran Dios Salvador nuestro: Jesucristo”.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                            
La Navidad debe ser un momento para renunciar al pecado y a sus males, y  llevar una vida sobria, sin excesos inútiles en comidas y bebidas; honrada, llena de gracias, virtudes y ejercicio de santas obras; religiosa de fe profunda y consecuente, con el fin de participar de la divinidad de Jesucristo; de gracia para llegar un día a la perfecta comunión con Cristo en la gloria, como pedimos al Señor en la oración después de la Comunión. Esta vida tiene que ser en cada uno de nosotros Navidad en la celebración litúrgica del 25 de Diciembre, vivencia en los sacramentos y ejercicio del misterio pascual en la vida ordinaria hasta que llegue el momento de celebrarla eternamente en el Cielo.                                                                                                                                                      
Además de la navidad litúrgica en la que celebramos   la Navidad  histórica, hecho trascendental del nacimiento de Jesús, Redentor, Dios hecho hombre, en sentido teológico podemos decir que siempre es NAVIDAD espiritual: cuando nace la gracia de Jesucristo en la oración, en el ejercicio de la caridad, de las obras buenas, en el dolor padecido y ofrecido como participación de la pasión de Cristo, en la recepción de los sacramentos, y sobre todo en la Eucaristía en la que el mismo Jesucristo, resucitado y glorioso, que está en el Cielo, nace sacramentalmente con una presencia real y sustancial de cuerpo, sangre, alma y divinidad.                                                                                                                                                                                                                                                   


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