“¿Pensáis que he venido a
traer al mundo la paz? No, sino división”.
Este pensamiento tan profundo del evangelista San Lucas debe explicarse para
ser bien entendido, porque tiene un sentido místico. ¿No es Cristo, el Amor
increado, perfecto y eterno, Rey de la Paz, que, siendo Dios, se rebajó de su
dignidad divina y se hizo hombre para que los hombres se reconciliaran
con Dios? ¿Cómo se entiende que San Lucas diga que Jesús no ha venido al mundo
a traer la paz sino la división? ¿Cómo se coordina esta frase con el
hecho de la vida, excepcional, única, pasión horripilante con dolores
extremos de Jesús, que no se pueden imaginar, muerte inhumana y
resurrección gloriosa, conceptos que no caben dentro de las capacidades
intelectuales del hombre? ¿No canta la Iglesia en la santa misa el himno de la
paz: gloria a Dios en el Cielo y en la tierra paz a los hombres que ama al
Señor? Entonces ¿por qué San Lucas afirma que Jesús dijo que ha venido al
mundo no a traer la paz sino la división en contra de la doctrina de la
Iglesia?
La solución está en saber distinguir la intención de Jesús al pronunciar estas
palabras, porque hay dos verbos causar
y ocasionar que muchas veces
se utilizan con el mismo o parecido significado.
Jesús, que es Dios, por ser sabio y santo no puede causar la división,
que es un mal. Todo lo que Jesús hizo durante toda su vida fue el bien, como no
podía ser de otra manera. Sin embargo, ocasionó, sin querer, en sus enemigos el
odio, su pasión y muerte que en su última instancia fue la Redención. Pensando
teológicamente el bien debería causar siempre el bien, pero como el hombre está
corrompido por el pecado, ocasiona o causa en los hombres el mal, que en
definitiva resulta siempre un bien, por aquello que dice la teología popular: “no
hay mal que por bien no venga”. La
teología católica enseña que el bien y el mal tienen su providencia divina de
bien. Gracias al mal que hay en el mundo han existido, existen y existrán
muchos buenos cristianos, santos sin cuento, y multitud de mártires en la
Iglesia. Los que seguimos a Cristo producimos en las familias separación o
división en sus miembros: “tres
contra dos y dos contra tres; estarán divididos: el padre contra el hijo
y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre,
la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra”. Jesús ha venido al mundo a traer la
paz a todos los hombres,
pero muchos arman la guerra por ignorancia, confusión o malicia, pero el mal en
su desenlace final resulta un bien universal.
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