En este tiempo
sagrado de Semana Santa, propicio para la oración, me parece
oportuno hacer una visión esquemática, teológica y global, de la
Redención de Jesús y la de sus miembros de su Cuerpo Místico que
es la Iglesia.
La
Redención de Jesucristo empezó inicialmente en el mismo momento en
que encarnó el Hijo de Dios en el seno virginal de Santa María y se
hizo hombre. Una vez nacido, la fue desarrollando paulatinamente
mediante tres grandes etapas importantes:vida
oculta
durante treinta años aproximadamente, en la que redimió al hombre
mediante la oración humana divinizada, el trabajo contemplativo de
las cosas sencillas y ordinarias de la vida en obediencia; vida
pública en
el espacio de tres años aproximadamente por la predicación del
Evangelio, realización de milagros y acciones humanas; y vida
de pasión con
torturas inhumanas, flagelación despiadada, coronación de espinas,
espectacular viacrucis hacia el calvario, cruenta crucifixión y
muerte violenta en la cruz; y, por fin, tuvo lugar la
resurrección que
fue el último y feliz desenlace del drama de la Redención.
Jesús
vivió la vida
oculta la
mayor parte de su vida para enseñarnos que la vida sencilla de
oración y trabajo en obediencia es también apostólica y de pasión.
En ella se han inspirado y se inspiran los Institutos de vida
consagrada contemplativa y Obras que existen en la Iglesia, y la vida
consagrada o simplemente cristiana en los diversos estados sociales
que hay en el mundo, porque orando, trabajando y sufriendo en
obediencia se hace tanto o más que haciendo, y se es apóstol en la
Iglesia.
La
vida
pública de
Jesús fue inseparable de la vida oculta, porque la realizó
conjugando en ella la vida oculta de oración y trabajo y sufriendo
en obediencia al Padre, para enseñarnos que el apóstol debe
predicar el Evangelio con el soporte de la vida oculta sufriente en
oración con obediencia, pues quien predica y realiza obras
apostólicas, sin vida interior, socializa, pero no apostoliza. En
ese caso Dios lo utiliza como instrumento, pues es Él el autor de la
eficacia del apostolado.
La
vida
de pasión y muerte
de
Jesús comprende
también la vida oculta y la pública, pues la realizó en el
ocultamiento de vida orante cumpliendo la voluntad del Padre, que fue
también apostólica.
Resumiendo:
La
Redención de Jesús fue vida oculta, pública y paciente
simultáneamente efectuada de diversa manera en actos.
Redención
del cristiano
Toda vocación
cristiana en todas sus versiones es por su misma naturaleza oculta,
pública y de pasión. Se debe vivir y realizar en estado de gracia,
orando, haciendo lo que se tiene que hacer y sufriendo cumpliendo la
voluntad de Dios, según la vocación que cada cristiano ha recibido
del Espíritu Santo.
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