Origen
Desde los primeros siglos del
cristianismo se observó en la Iglesia la práctica de la oración y penitencia en
todo tiempo, como una norma evangélica de vida cristiana. En el seno de las
primeras comunidades cristianas fue extendiéndose progresivamente el espíritu
cuaresmal de oración y penitencia, observándose prácticas que dictaban los
obispos para los fieles de sus diócesis. No se sabe cuándo ni cómo surgió la
Cuaresma propiamente dicha para todos los fieles de la Iglesia universal. Las
primeras alusiones directas aparecieron en Oriente, a principios del
siglo IV, y en Occidente a fines del mismo siglo, según los expertos
historiadores de la Liturgia. A lo largo de la Historia de la Iglesia se
fue configurando el año litúrgico, dando primordial importancia, como tiempos
fuertes de oración y penitencia, al Adviento, como preparación al nacimiento de
Jesús, y a la Cuaresma, como preparación intensiva para la Pascua de
Resurrección.
Desde hace siglos, la Iglesia ha
ido cambiando la celebración de la Cuaresma, quedando sustancialmente
estructurada desde hace tiempo como la de hoy con variantes accidentales,
adaptadas a los tiempos.
Estructura
La Cuaresma empieza el miércoles
de Ceniza y termina justo antes de la “Misa del Señor” en la tarde del
Jueves Santo.
La ceremonia del miércoles de
ceniza se celebra dentro de la celebración de la Eucaristía con la imposición
de ceniza, elaborada de la quema de los ramos del domingo de Ramos del año
anterior. Significa el origen del hombre y su fin: polvo, y la caducidad de su
vida. La impone el celebrante sobre la cabeza o frente de los fieles con
estas palabras: “Conviértete y cree en el Evangelio o Acuérdate que eres
polvo y al polvo volverás”.
El tiempo de Cuaresma es de
cuarenta días. Está figurada en varias referencias bíblicas: en los cuarenta
días que duró el diluvio, en los cuarenta años que duró la travesía del pueblo
de Dios desde Egipto a Palestina, la tierra prometida y, sobre todo, en
la cuarentena que Jesús pasó en el desierto en ayuno y penitencia
preparándose para la vida pública. Comprende seis domingos, contando el domingo
de Ramos.
Naturaleza
La Cuaresma ha tenido siempre en
la Iglesia un carácter especialmente bautismal de penitencia, porque es una
Comunidad bautismal-penitencial-eclesial. Los cristianos de los primeros siglos
se bautizaban en cuaresma, se acercaban al sacramento de la Penitencia, y los
grandes pecadores, apartados de la Iglesia por sus pecados graves, eran
reinsertados a ella por el sacramento del perdón, principalmente en la
Vigilia Pascual.
Temario: oración y penitencia
El tema central de la Cuaresma
es la conversión de todos los fieles: la de los
pecadores a la vida de gracia, la de los buenos a la vida de la santidad,
y la de los santos a una santidad en la mayor perfección posible, porque
todos los cristianos tenemos que convertirnos.
El Concilio Vaticano II ha
estructurado la Cuaresma como un tiempo especial de oración, de intensa
escucha de la Palabra de Dios y penitencia, con una orientación
pascual-bautismal (SC 109). Es el tiempo de una
experiencia oficial en el misterio pascual de Cristo: “Padecemos
juntamente con Él, para ser también juntamente glorificados” (Rm 8,17).
Podríamos decir que es para toda la Iglesia como unos ejercicios
espirituales intensivos de cuarenta días en los que los fieles imitan el
ejemplo de Cristo en toda su vida, principalmente en su pasión y muerte, para
celebrar la Pascua de Resurrección, con miras a nuestra resurrección al final
de los tiempos.
La cuarentena penitencial es un
tiempo especial para los ejercicios espirituales, las liturgias penitenciales,
las privaciones voluntarias (ayuno, limosna, comunicación cristiana de bienes,
obras caritativas y misioneras) (Cat 1438) y las
peregrinaciones, como signo de penitencia. Se recomiendan reuniones de oración,
celebraciones de la Eucaristía, del sacramento de la Confesión y celebraciones de
la Palabra, la práctica de la penitencia o mortificación con equilibrio y el
ejercicio voluntario del sacrificio en todas las ocasiones de la vida
ordinaria. Es decir, la cuaresma para un cristiano es un tiempo de gracia en el
que tiene que empeñarse en que toda su vida sea orante y operativa con especial
intensidad que en otros tiempos litúrgicos. Enunciamos las
penitencias que se deben observar siempre, pero especialmente en Cuaresma, por
mandato de la Iglesia.
Penitencias obligadas
La primera penitencia obligada
para todo cristiano es cumplir la ley penitencial que manda la Iglesia:
“En la Iglesia universal son días
y tiempos penitenciales todos los viernes del año y el tiempo de Cuaresma (c
1250).
Actualmente el ayuno y la
abstinencia se guardarán solamente el miércoles de Ceniza y el viernes Santo.
El ayuno obliga a todos los
cristianos mayores de edad (18 años) hasta que hayan cumplido cincuenta y
nueve (c 1252).
La ley de la abstinencia obliga a
los que han cumplido catorce años.
La abstinencia de carne se puede
cambiar en los demás viernes del año por un acto de piedad, de caridad o
limosna, pero no en los viernes de Cuaresma. La penitencia de abstención de
carne es principalmente la obediencia a la Iglesia, más que no comer
carne.
Además es muy buena, y en cierta
manera necesaria, la penitencia libre del sacrificio
voluntario de aprovechar todas las ocasiones imprevistas que se presenten,
incluso buscarlas, para ofrecer a Dios pequeñas penitencias, que valen mucho
para reparar los pecados propios y ajenos, santificarse y santificar a todos
los miembros de Cuerpo Místico de la Iglesia. Las penitencias importantes no se
deben usar sin el consejo del confesor, o como esté establecido en las reglas o
constituciones de un Instituto u obra aprobada por la Iglesia.
Principales penitencias
Voy a enumerar sin explicación alguna las principales
penitencias que causan paz, felicidad en la Tierra y garantizan el Cielo:
·
Recibir con frecuencia el sacramento de la
Penitencia
·
El cumplimiento del deber.
·
La aceptación total de sí mismo en la
carencia o limitación de las cualidades;
·
La humillación de los propios pecados que se
repiten.
·
La renuncia constante a la propia voluntad
caprichosa.
·
La guerra declarada al egoísmo.
·
El sacrificio costoso de la convivencia
familiar, laboral, social y amistosa.
·
La aceptación de todos los acontecimientos
que suceden y no se pueden remediar.
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