viernes, 6 de abril de 2012

Sábado Santo

        SÁBADO SANTO

            En la Vigilia pascual del Sábado Santo se celebra el triunfo de Cristo resucitado y glorioso sobre el pecado, el dolor y la muerte. La Resurrección de Cristo es el modelo de la resurrección de todos los muertos. Pero antes tendrá lugar cuatro acontecimientos transcendentales: Fin del mundoResurrección de los muertos, juicio final y los Cielos Nuevos y la Tierra Nueva

            Fin del mundo
            Antes de la Resurrección de los muertos tiene que venir el fin del mundo,  como el último acontecimiento de la Tierra, pero no se sabe cómo, ni cuándo, pero será de manera catastrófica, como es natural. El Evangelio lo describe  con imágenes espeluznantes.   (Mt 24,29; 1Co 15,24; 2 Pe 3,12 Ap 21,1). ¿El fin del mundo y la resurrección de los muertos sucederán al mismo tiempo?
             Se señalan como signos precursores del fin del mundo: la predicación del Evangelio en todo el mundo; la apostasía universal; la conversión de los judíos; el advenimiento del anticristo, naturaleza muy misteriosa de precisar, pues algunos teólogos piensan que podría ser no una persona física sino una situación de espíritu anticristiano de pecado universal, de herejía o persecución a la Iglesia. El mismo Santo Tomás, el doctor angélico, nos enseña que estas señales no son fáciles de imaginar, porque pertenecen al misterio.
            Resurrección de los muertos
            La resurrección de los muertos  es  un elemento esencial de la fe cristiana desde siempre, y  además dogma de la fe católica, porque está contenido en la Revelación: en la Sagrada Escritura  tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento (Dn 12,2;2 Mac 7; Lc 20,34-36; Jn 5, 28-29; Jn 6,40, 44.54; Jn 11,23-26; Jn 11,23-26 y en otros muchos textos del apóstol San Pablo. Este acontecimiento sobrepasa nuestro entendimiento y nuestra imaginación, y no es accesible más que desde la fe, dice Santo Tomás de Aquino. ¿Cómo será? No se sabe. El alma espiritual separada del cuerpo se unirá a su cuerpo resucitado y será persona resucitada: resucitada y gloriosa para los que merecieron el Cielo. El Catecismo de San Pío V nos dice que son cuatro las dotes principales que tendrán los cuerpos gloriosos: Impasibilidad, pues no padecerán ninguna molestia, ni sentirán dolor o incomodidad alguna; claridad pues brillarán como el solagilidad pues podrán moverse adonde quiera la persona gloriosa, y sin ningún obstáculo material y con la velocidad que no se puede concebir; sutileza de manera que los cuerpos gloriosos serán sometidos al imperio del alma, y le servirán y estarán pronto a su arbitrio” (Cat de San Pío V Pág. 127 y 128; n13 y 14). Los que libremente se condenen resucitarán sin gloria para el Infierno eterno.  
                Juicio final
     Nos enseña el Catecismo de la Iglesia Católica que después  de la Resurrección de los muertos tendrá lugar el Juicio Final. “El juicio final revelará hasta sus últimas consecuencias lo que cada uno haya hecho de bien o haya dejado de hacer durante su vida terrena” (Cat 1029).  Será un acto sobrenatural de un instante, no de tiempo, en el que todos los hombres resucitados veremos con claridad divina la justicia y misericordia de Dios.                      
            Los Cielos Nuevos y la Tierra Nueva
            El mundo se convertirá en una nueva creación: la destrucción, o más bien, transformación profunda del mundo material que afecte más inmediatamente al hombre.  Algunos teólogos piensan que podría ser el mismo Universo de ahora, destruido pero no aniquilado, transformado en unas características apropiadas a los cuerpos gloriosos.
        
                       

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