Cada
día cuesta más ser fieles a la gracia, defender la fe en privado o en público,
conservarla en llama viva en medio de los vendavales del mundo, que soplan por
todas partes amenazando el apagón. En todo momento, y, sobre todo, en el cine y
en la televisión hay programas provocativos que encenagan el pudor, invitan al
desmadre de la inmoralidad, enturbian las buenas costumbres y ridiculizan la fe
de la Iglesia y profanan la moral católica. Muchos cristianos, que quieren
mantenerse en pie, encuentran serias y graves dificultades en todos los
ambientes, y son víctimas de esta barbarie; otros se mantienen a trancas y
barrancas, se levantan, y siguen caminando manchándose los pies de barro; y no
falta buena gente que cae por debilidad y se recupera de sus heridas con
esperanza.
Cualquiera
que sea tu caso, que no lo sé, pero me lo imagino, te animo al combate de la
fe, a la pelea contra el pecado, a la lucha contra el mundo. Pero si de verdad
quieres, no quisieras o desearías, tienes que poner los medios sobrenaturales
que tienes a tu alcance:
1º
Alimentar tu fe con la escucha atenta de
la Palabra de Dios, estudio de la doctrina de la Iglesia, lectura espiritual, charlas y conferencias,
teniendo por seguro no la opinión de los teólogos de revistas y periódicos,
sino la doctrina de la Iglesia, contenida en el Catecismo del Papa Juan Pablo
II. Muchos cristianos debilitan o pierden su fe porque la alimentan con
panfletos, lecturas religiosas, no fiables, opiniones de teólogos, sacerdotes y
catequistas que cuestionan la fe de la Iglesia, y acaban por vivir la de la
Iglesia popular, y no la fe revelada por Jesucristo y enseñada siempre por el
Magisterio auténtico de Iglesia.
2º
Huida de amistades que perjudiquen tu fe, la pongan en tela de juicio, la
discutan o contradigan sin respeto a tus ideales religiosos, y blasonen de la
inmoralidad en que viven, dejando intranquila la paz de tu alma. Hay que ser
amigos de todos, sean como sean, piensen lo que piensen, vivan como vivan,
siempre y cuando la amistad sea humanamente buena, y de relación social
respetuosa. No frecuentar ambientes
mundanos, en el sentido peyorativo de la palabra, que pongan en jaque mate tu
fe y moral; y abandonar lugares donde se respire un ambiente de malas
costumbres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario